La experiencia de Blanka Illés y Noemi Juhász, dos estudiantes de la Facultad András Pető de la Universidad Semmelweis en Budapest, ha sido transformadora desde su llegada a Chile para realizar una pasantía de tres meses en el Programa Interfacultativo de la Pontificia Universidad Católica (UC). El programa, impulsado por las becas Erasmus+, ha permitido a estas jóvenes explorar nuevas metodologías en educación especial y ha ampliado su visión sobre el aprendizaje y la inclusión. Con un enfoque en mitigar trastornos motores, su inmersión en un ambiente académico distinto les ha brindado herramientas valiosas que regresarán a Hungría.
El inicio de esta aventura fue inesperado para Blanka y Noemi, quienes decidieron postular a la pasantía tras recibir un correo del coordinador de intercambio de Erasmus. «Pensamos, ¿por qué no intentarlo?» comentó Blanka. Este tipo de iniciativas no solo enriquecen a los estudiantes, sino que también fomentan una conexión más profunda entre Europa y América Latina, según Lilian Ferrer, Vicepresidenta de Asuntos Internacionales de UC Chile. Ella enfatizó el impacto positivo de estos programas en la educación superior, al propiciar el intercambio de conocimientos y la colaboración entre instituciones.
Desde su llegada, las estudiantes se sintieron impresionadas por el ambiente académico de UC Chile. Blanka mencionó la flexibilidad y la disposición del personal para ayudarles a superar las barreras del idioma, lo que les permitió participar activamente en las clases. Noemi, por su parte, destacó la diferencia en el enfoque educativo: «En Hungría, tenemos sesiones prácticas cada dos semanas, pero aquí, casi cada clase es práctica. Es como vivir lo que estudias en tiempo real,» expresó. Esta metodología activa y participativa ha sido clave en su formación.
Más allá de lo académico, Blanka y Noemi se involucraron en actividades prácticas con personas con discapacidades cognitivas, donde el uso de artes aplicadas y expresión corporal se convirtió en un método innovador de enseñanza. Víctor Romero-Rojas, del Centro de Síndrome de Down de UC Chile, explicó que estas experiencias fomentan un aprendizaje creativo y empático, permitiendo a los estudiantes desarrollar habilidades esenciales en un entorno inclusivo. Las húngaras encontraron en estas actividades una forma de conectar emocionalmente con los participantes, lo que les inspiró a regresar a su país y replicar experiencias similares.
Al concluir su pasantía, Blanka y Noemi reflexionaron sobre cómo esta experiencia ha cambiado sus vidas. La conexión y el diálogo en el aula, así como el apoyo emocional recibido desde su llegada, les han ayudado a crecer personal y profesionalmente. Ambas coincidieron en que recomendarían esta pasantía a otros estudiantes, resaltando la importancia de abrirse a nuevas culturas y perspectivas. «Estamos llevando un pedazo de Chile de regreso a casa,» concluyó Blanka, destacando el invaluable legado que esta experiencia dejará en su futuro.