En un trágico incidente ocurrido el martes en Curacaví, Región Metropolitana, un hombre de 44 años fue asesinado tras ser atropellado por delincuentes que habían robado su vehículo. El hecho tuvo lugar dentro de un condominio en el sector de Los Hornitos, donde tres malhechores lograron derribar el portón de la propiedad y, tras un violento asalto, tomaron posesión de la camioneta de la víctima. En su apresurada fuga, los delincuentes atropellaron al hombre, causándole la muerte de manera instantánea, lo que ha desatado un gran clamor en la comunidad por la creciente inseguridad en la zona.
Alejandro, primo de la víctima, expresó su profundo dolor y frustración ante la prensa tras el asesinato, haciendo un crudo descargo sobre la impunidad que enfrentan las víctimas de delitos en Chile. En sus declaraciones, Alejandro señaló que «pasa con la gente que trabaja duro, que se saca la mugre para salir adelante. Al final, las denuncias no conducen a nada y los delincuentes quedan libres». Sus palabras han resonado en una población cada vez más angustiada por la falta de respuesta de las autoridades ante el crimen.
El relato de Alejandro no se limitó solo al trágico evento del martes; también reveló que la vivienda del hombre asesinado había sido objeto de un robo cinco días antes. «Imagínate, estos delincuentes volvieron a la misma casa para robarse una camioneta. ¿Qué es una camioneta al lado de la vida de una persona?» cuestionó claramente angustiado. Este ciclo de robos y violencia ha dejado a los residentes de Curacaví en un estado de vulnerabilidad constante, donde la seguridad parece ser una utopía.
La desesperación de Alejandro aumentó cuando mencionó que, a pesar de que los incidentes se reportan en medios de comunicación, la percepción de inacción persiste. «Nadie hace nada. Este país se está yendo a la m… y nadie hace nada. Eso molesta», afirmó, haciendo un llamado a las autoridades. Los familiares de la víctima, junto con toda la comunidad, esperan respuestas efectivas que frenen la ola de delincuencia que ha azotado a su barrio.
Con su testimonio, Alejandro evidencia el clamor de muchos chilenos que viven con miedo y que sienten que su seguridad está siendo ignorada. «Él tenía hijos, tenía familia; sus padres están destrozados», añadió, visiblemente conmovido. La situación refleja una realidad que, según muchos, se oculta detrás de cifras y discursos oficiales, mientras las comunidades enfrentan un día a día marcado por la violencia y el temor. Esta tragedia es solo un ejemplo de una problemática social más amplia que requiere urgente atención.
















