Los expertos plantean una comisión en dos partes que se aplicaría anualmente como porcentaje de las ganancias del fondo respectivo. En caso de rentabilidad negativa, los ingresos de la administradora disminuirían, incentivándola a maximizar los beneficios para los afiliados, algo que no ocurre con la licitación de stock.
En el debate sobre la reforma previsional, se ha planteado la posibilidad de licitar el stock de afiliados como medida para incrementar la competencia y reducir las comisiones. Sin embargo, dada la complejidad de implementar esta opción, sus efectos negativos sobre la rentabilidad de los fondos y la incertidumbre sobre su eficacia, un grupo de tres expertos en economía plantearon alternativa en una reciente carta en El Mercurio.
De acuerdo con el economista Bernardo Fontaine, la académica de la Universidad San Sebastián (USS) Michèle Labbé y el decano de la Facultad de Economía de la USS, Alejandro Weber, sería más efectivo eliminar las barreras para la creación de nuevas administradoras y adoptar un modelo de comisión en dos componentes que pueda alinear de mejor manera los beneficios a los afiliados.
Este modelo de comisión en dos partes constaría de un «componente de administración», calculado mensualmente como un porcentaje del sueldo imponible, y un «componente variable por rentabilidad», que se aplicaría anualmente como porcentaje de las ganancias del fondo respectivo. Bajo este esquema, en caso de rentabilidad negativa, los ingresos de la administradora disminuirían, incentivándola a maximizar los beneficios para los afiliados.
El componente de administración cubriría los costos operativos de las AFP y competiría en las licitaciones de nuevos afiliados. Según los costos de administración efectiva en 2023, se estima que este componente debería situarse entre el 0,3% y el 1,0% del sueldo imponible, lo que implicaría una reducción significativa en comparación con los cargos actuales.
El componente variable por rentabilidad, por su parte, sería fijado por ley como un porcentaje de las ganancias anuales del fondo y sería idéntico para todas las administradoras, aplicándose solo cuando la rentabilidad sea positiva y calculándose sobre el desempeño de los fondos en los últimos 12 meses.
Según plantearon los tres especialistas, implementado de forma gradual, este modelo no solo es más simple y eficaz que la licitación del stock, sino que también alinea los incentivos de las administradoras con los intereses de los afiliados, permitiendo que estos se beneficien de menores comisiones cuando las rentabilidades son negativas.