Con un título que evoca *La Tempestad* de William Shakespeare y hace eco de *Un Mundo Feliz* de Aldous Huxley, llega a las pantallas *Capitán América: Brave New World*, la nueva entrega del Universo Cinematográfico Marvel (UCM) que introduce a Sam Wilson, el nuevo Capitán América. Este cambio de personaje, algo inesperado para muchos aficionados tras la icónica interpretación de Steve Rogers por Chris Evans, llega en un momento crucial para Marvel, que se enfrenta a la necesidad de redefinir su enfoque tras la tibia recepción de las últimas producciones. Esta película, que se relaciona directamente con los eventos de *Avengers: Endgame* y la serie *Falcón y el Soldado de Invierno*, busca marcar un nuevo rumbo para la franquicia, cuyo brillo ha disminuido en los últimos años.
Las Fases 4 y 5 del UCM, que han seguido a los eventos de *Avengers: Endgame*, reflejan un camino incierto y, en muchos casos, decepcionante. Si bien títulos como *Spiderman: No Way Home* y la segunda temporada de *Loki* lograron captar la atención del público, gran parte del nuevo contenido ha dejado a los fans insatisfechos. Frente a esta situación, Marvel Studios ha decidido tomar medidas drásticas, optando por un regreso a los elementos que hicieron de *Capitán América: El Soldado de Invierno* una de las películas de superhéroes más aclamadas. Con su nuevo enfoque, *Brave New World* busca revivir ese tono de thriller político, tratando de conectar nuevamente con una audiencia que ha expresado su descontento con el rumbo actual de la franquicia.
La historia en torno a Sam Wilson como el nuevo Capitán América explora sus inseguridades y la presión que siente por llevar el legado de Steve Rogers. En este sentido, la película recupera temas ya abordados en la serie *Falcon y el Soldado de Invierno*, tales como la lucha de Sam con su identidad y el impacto del pasado en su papel presente. La inclusión de Isaiah Bradley, un personaje con un trasfondo trágico en la historia del gobierno de los Estados Unidos, añade una capa de profundidad emocional al relato. Sin embargo, a pesar de los ambiciosos temas que aborda, la película se enfrenta al reto de dar vida a estos conceptos de una manera que realmente resuene con el público y evite caer en el cliché.
Otro elemento clave en esta entrega es la figura del General Thaddeus Ross, ahora convertido en presidente, interpretado por Harrison Ford. A pesar de contar con un elenco de renombre, los personajes, en su mayoría, no parecen recibir el desarrollo que justificaría su presencia. La actuación de Anthony Mackie como Sam, aunque esforzada, se siente más plana de lo esperado, lo que limita la credibilidad de su transformación en un ícono tan venerado como el Capitán América. Igualmente, otros actores talentosos, como Tim Blake Nelson y Shira Haas, ofrecen interpretaciones que no logran destacar en un guion que carece de profundidad y originalidad.
Por último, el aspecto del suspense se convierte en uno de los puntos más débiles de *Capitán América: Brave New World*. Con un guion que adelanta los giros principales en su trailer, la película pierde gran parte de su potencial para sorprender al espectador, dejando un sabor amargo en una narrativa que debería ser impactante. La obra de Julius Onah es descrita como funcional pero carece de la energía y creatividad que deberían caracterizar un blockbuster moderno del UCM. En resumen, a pesar de su grandioso presupuesto y su ambición por recuperar la esencia de sus predecesoras, *Brave New World* podría resultar como un eslabón débil en la ya extensa cadena de películas de Marvel, dejando a muchos fanáticos preguntándose si este es realmente el camino correcto para la franquicia.