El reciente discurso del presidente Gabriel Boric deja un sabor agridulce, donde los logros en varios ámbitos se ven opacados por las contradicciones de su mensaje. Al inicio, el presidente remarcó que los procesos constituyentes y la Revuelta de octubre de 2019 no deben ser considerados como errores. Sin embargo, su intento de acercarse a lo que algunos sectores han llamado despectivamente “octubrismo” puede interpretarse como una maniobra electoral más que un verdadero reconocimiento del descontento social que ha caracterizado la política chilena en los últimos años.
Durante su exposición, Boric compartió cifras alentadoras en relación a seguridad ciudadana, subrayando el descenso en la curva de homicidios y la aprobación de legislación destinada a modernizar la institucionalidad frente a la delincuencia. Resaltó además el aumento del presupuesto para las fuerzas policiales y la disminución de la migración irregular. Sin embargo, a pesar de estos logros, se hace necesario cuestionar la efectividad de estas medidas, especialmente cuando se consideran en el contexto de una mayor violencia policial y las denuncias de violaciones a derechos humanos durante las manifestaciones de 2019, lo que genera una inquietante disonancia con su llamado a defender estos derechos.
En materia de seguridad social, el presidente hizo mención a la creación de seiscientos mil nuevos empleos y el aumento en la participación de las mujeres en el ámbito laboral, lo que es un avance significativo hacia la recuperación económica post-pandemia. No obstante, el discurso pasa por alto las realidades de los sectores más vulnerables que siguen lidiando con la precariedad laboral y que apenas han visto mejoras en sus condiciones de vida. Un enfoque más inclusivo y comprensivo de las distintas realidades sociales sería un paso más efectivo hacia una equidad real.
La atención en salud también fue un punto destacado en el discurso del presidente, mencionando mejoras en la cobertura para el virus sincicial y el fortalecimiento de la atención primaria. Aunque estas iniciativas son positivas, los problemas que aún persisten en el sistema de salud, como el acceso y la calidad de atención, no fueron abordados. En educación, la expansión de los Servicios Locales de Educación Pública es un paso alentador, pero queda la pregunta sobre cómo se abordará la calidad educativa en contextos desiguales.
Finalmente, la mención a la construcción de doscientas mil viviendas no puede eclipsar la realidad de los 1.432 campamentos existentes en el país, donde miles de familias viven en condiciones críticas. No se ofrecieron soluciones concretas a este grave problema habitacional, lo cual es una falla significativa en la rendición de cuentas del presidente. A pocas semanas de la finalización de su mandato, se hace evidente que muchas promesas siguen en el aire, dejando al próximo gobierno la dura tarea de abordar una agenda social urgente que no puede posponerse.
















