La llegada a los cines españoles del documental ‘Call me Paul’, dirigido por Víctor Matellano, representa un momento significativo para el mundo del cine, ya que se rinde homenaje a la icónica figura de Paul Naschy. Este trabajo no solo revaloriza la carrera de un mito del horror español sino que también invita a las nuevas generaciones a descubrir su fascinante legado. Naschy, conocido como Jacinto Molina, es recordado por su contribución al cine de terror y fantasía, y este documental presenta una introspección profunda sobre su vida, marcada por altibajos, creando una conexión emocional con el público a través de una diversidad de fragmentos de sus películas, entrevistas y análisis de su impacto cultural.
El año 1991 se convierte en el eje central del documental, un periodo dramático en la vida de Naschy que Matellano considera crucial. La elección de este punto de partida no es casualidad, ya que se presenta a un Jacinto Molina en su momento más vulnerable, tras sufrir un infarto que lo llevó a una profunda depresión. A través de esta narrativa, el documental explora el renacer de Naschy, resaltando su inquebrantable pasión por el cine y su búsqueda de autoría en un entorno que parecía negarle su lugar. Este enfoque no solo ilumina el lado personal del personaje, sino que también conecta con la experiencia universal del artista que lucha por ser reconocido.
En la creación del guion, el director Víctor Matellano contó con la valiosa colaboración de Ángel Sala, director del Festival de Sitges y erudito del cine fantástico. La asociación entre Matellano y Sala permitió establecer una base sólida que combina anécdotas y reflexiones de Naschy extraídas de sus memorias con un análisis psicoanalítico de su obra. El trabajo conjunto resultó en un enfoque que destaca la voz del propio Paul, ofreciendo una perspectiva íntima y reflexiva que invita a los espectadores a comprender no solo al autor, sino también el contexto en el que su arte fue creado, enriqueciendo así la experiencia del documental.
La respuesta a ‘Call me Paul’ en festivales y entre críticos ha sido abrumadoramente positiva. Este éxito es indicativo de la relevancia de Paul Naschy en la historia del cine de terror y la necesidad de reivindicar su figura. Matellano aspira a que el documental sea una puerta de entrada para quienes desconocen al director, así como para los aficionados que buscarán profundizar en la vida y la obra de este pionero. La inclusión de su hijo, Sergio Molina, como coproductor ha añadido una capa adicional de significado, con el testimonio generacional sobre la importancia de mantener viva la memoria de Naschy, tanto en la industria como en la esfera pública.
Finalmente, el documental destaca por la inclusión de tres generaciones de los Molina, representando la continuidad del legado artístico de Paul Naschy. La interacción entre Jacinto, Sergio e Iván Molina en pantalla simboliza la herencia cultural y emocional que se transmite de abuelo a nieto, reflejando el amor por el cine y el terror que ha caracterizado a la familia. Esta conexión generacional en el relato no solo realza la figura de Naschy como un artista influyente, sino que también subraya la relevancia de la memoria y la tradición en el ámbito del cine, destacando cómo el pasado de un artista puede inspirar a futuros creadores.
















