La anticipación por el estreno de «Mickey 17», el primer filme completamente estadounidense del aclamado director Bong Joon-ho, se ha convertido en un fenómeno virulento en la crítica cinematográfica. Desde su filmación en 2022 y las posteriores modificaciones, las especulaciones sobre la película han ocupado un lugar destacado en la prensa y en las plataformas digitales. Lo que destaca de esta obra es la coherencia del director en el contexto de una producción de Hollywood, manteniendo su esencia única a lo largo de su carrera. Ello incrementa su atractivo entre los cinéfilos, particularmente entre los más jóvenes que se identifican con su estilo. Sin embargo, este mismo sello distintivo podría interpretarse como una debilidad, ya que «Mickey 17» se encuentra atrapada en las fórmulas típicas de la industria del entretenimiento estadounidense, poniendo en riesgo las peculiares y audaces ideas que caracterizan la filmografía de Joon-ho.
El relato que presenta «Mickey 17» gira en torno a Mickey Barnes, un «sacrificable» que enfrenta la muerte repetidamente en un futuro distópico del año 2054. Interpretado por Robert Pattinson, Barnes es un empresario en desgracia que se convierte en una herramienta de exploración interplanetaria, dispuesto a morir por el bien del progreso humano. Aunque el personaje es diseñado con cierto tono caricaturesco, la actuación de Pattinson ha sido criticada, dejando entrever que a veces su actuación parece más un ejercicio de exageración que un reflejo auténtico. Esta interpretación ha sido considerada una de sus menos impresionantes, contrastando fuertemente con sus trabajos previos en cine de autor, lo que genera dudas sobre su longevidad en el papel.
En un despliegue de ciencia ficción en el que la muerte se convierte en rutina, el filme sitúa a Mickey en misiones peligrosas en un asteroide conocido como Niflheim. Cada vez que el personaje muere, se reimprime a partir de una mezcla de material humano y desechos, recreando una vida en la que el miedo a la muerte parece diluida. Esta premisa, aunque intrigante, termina por volverse repetitiva, poniendo en tela de juicio la profundidad del relato. La combinación de situaciones espectaculares, como la interacción con criaturas alienígenas, es a menudo eclipsada por una trama que se desvanece en banalidades, lo que empaña la capacidad del filme para dejar un impacto duradero en el público, a pesar de los momentos que sugieren una crítica social.
La ambientación distópica de Niflheim actúa como un espejo de la decadencia de la Tierra, donde las muertes de Mickey a menudo recalcan la ligereza de las temáticas que les rodean. La historia de amor que se desarrolla entre él y Nasha, interpretada por Naomie Ackie, así como la dinámica compleja generada por el «error» en la impresión de múltiples versiones de Mickey, contribuyen a la sensación de confusión narrativa que, aunque busca rasgos de corrección política, muchas veces parece forzada. A medida que la trama avanza, el uso de la sátira y el absurdo se convierte en un recurso predecible, haciendo que el espectadores se sientan perplejos en lugar de comprometidos emocionalmente.
Finalmente, «Mickey 17» se enfrenta al desafío de ofrecer algo nuevo en un género que se siente agotado, donde salir de la Tierra ha sido un tema recurrente. Aunque el filme fue estrenado con éxito en festivales internacionales y cuenta con un elenco formidable, podría quedar reducido a una obra más que intenta capitalizar el ingenio de su director pero que no logra evitar el desgaste de una narrativa superficial. El enfoque de Joon-ho hacia esta historia podría interpretarse como una reflexión en torno al sacrificio y la humanidad, pero está empañada por la falta de una conexión emocional genuina, resultando en un producto final que lucha por encontrar su lugar en el saturado panorama del cine de ciencia ficción.