El director de televisión Sergio Riesenberg ha salido al paso para desmentir las acusaciones de agresión sexual realizadas por la actriz Francisca Merino, quien afirma haber sufrido un incidente perturbador durante sus inicios en el ámbito artístico hace más de 30 años. Según un reporte de Meganoticias, Merino, quien actualmente se desempeña como panelista de televisión, relató una experiencia impactante donde Riesenberg, presuntamente, la tocó inapropiadamente mientras se encontraban juntos en un ambiente profesional.
En su relato, Merino describió cómo, tras el incidente, se sintió en estado de shock y no pudo evitar llorar al llegar al auto donde su madre la esperaba. Su testimonio ha desatado una ola de reacciones en las redes sociales y entre los medios de comunicación, lo que ha llevado a Riesenberg a emitir una respuesta contundente a estas acusaciones, insistiendo en la falsedad de los hechos alegados por la actriz.
Riesenberg, en declaraciones a Radio Bio-Bio, aseguró: «Jamás. Nunca he cometido ese tipo de acciones. Que no busque publicidad a costa mía. Nunca la entrevisté», dejando claro su descontento ante la atención mediática que ha generado la denuncia. El director se defendió haciendo referencia a un encuentro en el que ambas partes estuvieron presentes, incluyendo a su familia, y detalló que Merino llegó acompañada de su madre.
Además, Riesenberg reveló que la madre de Merino se mostró inquieta por la posible carrera de su hija en el modelaje, y que incluso buscó su intervención para que no la contratara. «Me pareció insólito. Nunca había pasado algo igual. ‘Qué pena que no confíe en su hija. Puede estar tranquila, porque no quiero saber más de usted’, le dije», comentó. Esta anécdota contrasta con la versión presentada por Merino, lo que ha llevado a los seguidores de ambos a tomar posturas encontradas.
El caso ha trascendido más allá del ámbito personal, ya que plantea un debate sobre las dinámicas de poder y el comportamiento en la industria del entretenimiento. Con el aumento de las denuncias de acoso y abuso en diversas áreas, la situación de Riesenberg y Merino representa un nuevo capítulo en la lucha por la visibilidad de estas problemáticas, donde tanto acusaciones como defensas son ahora objeto de un exhaustivo escrutinio público.
















