La Universidad Finis Terrae se encuentra en el centro de una controversia tras las impactantes revelaciones que surgieron en octubre, cuando un informe de Reportajes T13 destapó una serie de irregularidades graves en su Escuela de Kinesiología. En el foco de la polémica se encuentra el exdirector de Postgrados e Investigación, Hermann Zbinden Foncea, quien presuntamente habría llevado a cabo biopsias musculares no éticas a estudiantes de doctorado, coaccionando a aquellos que se negaban a participar. Con la investigación del Ministerio Público en marcha, la situación se ha tornado más delicada, sobre todo tras confirmarse que Zbinden también renunció a su puesto en una universidad de Madrid, donde había continuado su carrera académica, algo que agrega un giro internacional al escándalo.
Según el reportaje de T13, el proceso de biopsias se realizó en el gimnasio de la universidad, un entorno inapropiado y no destinado para prácticas médicas. Testigos han descrito escenas perturbadoras donde los estudiantes, al momento de someterse a los procedimientos, gritaron de dolor y hubo momentos críticos en los que uno de ellos incluso se desmayó. La falta de anestesia adecuada durante la biopsia y las inquietantes observaciones hechas por Zbinden tras el incidente han generado un clima de temor entre los alumnos, quienes se sintieron presionados a participar en estas prácticas por miedo a represalias académicas.
La respuesta de la Universidad Finis Terrae ha sido contradictoria y problemática. Aunque la universidad inicialmente defendió la legitimidad de los procedimientos, asegurando que formaban parte de actividades académicas voluntarias, ahora se enfrenta a la acusación de que el laboratorio LABFEM, donde se realizaron las biopsias, no estaba habilitado para llevar a cabo estos procedimientos invasivos. Este cambio de postura podría tener consecuencias legales severas para la institución, especialmente si se demuestra que existió consentimiento informado insuficiente por parte de los estudiantes, quienes podrían haber sido engañados sobre la naturaleza y seguridad de las biopsias.
La Fiscalía, por su parte, ha iniciado una investigación que incluye posibles delitos como el ejercicio ilegal de la profesión y la experimentación en seres humanos, dado que Zbinden no posee credenciales médicas para realizar tales intervenciones. Esta situación ha llevado a la Universidad Finis Terrae a tomar medidas internas, resultando en la desvinculación del director de la escuela de Kinesiología, Claudio Villagrán Soto, quien se encontraba en la directiva durante los hechos denunciados. La comunidad universitaria espera respuestas claras y rápidas, mientras la queja de los estudiantes crece en número.
Finalmente, el escándalo pone en entredicho la imagen de la Universidad Finis Terrae en un momento en el que estaba buscando su acreditación, presentando documentación que destacaba su equipamiento para realizar investigaciones invasivas como biopsias musculares. La contradicción entre las afirmaciones ofrecidas para su acreditación y la situación actual que enfrenta con la Fiscalía podría manchar irremediablemente su reputación y relación con futuras acreditaciones y financiamientos. Dicho esto, lo que está en juego es mucho más que la reputación de un académico: se discute el compromiso ético de una institución que podría verse severamente afectada por estas graves irregularidades.
















