El abogado tributarista Claudio Bustos alerta sobre los riesgos de vender o reorganizar una empresa sin considerar su valor real en el mercado. En una época en la que muchas pequeñas y medianas empresas (pymes) buscan nuevas alianzas o financiamiento, la cuestión del valor de la empresa se vuelve fundamental. Durante la transacción, determinar «¿cuánto vale mi empresa?» no es un ejercicio trivial. De hecho, la respuesta implica mucho más que simples balances y flujos de caja; el Servicio de Impuestos Internos (SII) también examina de cerca estas cifras. Según Bustos, una mala asignación del valor puede acarrear serias consecuencias financieras para el contribuyente, afectando no sólo la percepción del dueño, sino también el tratamiento tributario de la operación.
Bustos enfatiza que el valor asignado a una venta puede influir directamente sobre la carga tributaria resultante. Si la operación genera una alta ganancia de capital, los impuestos incrementarán, y viceversa. «El problema se presenta cuando el precio de venta se aleja del valor real del mercado. El SII tiene el poder de tasar las operaciones que considera desproporcionadas en relación con el mercado ‘normal’», advierte. Esta situación es especialmente común en transacciones dentro de un mismo grupo empresarial, donde las transferencias de acciones o derechos sociales pueden no reflejar un movimiento económico real, lo que hace necesario justificar el valor con parámetros objetivos.
Determinar un valor razonable para las empresas puede ser un desafío. En el caso de las sociedades abiertas que cotizan en bolsa, la tarea es más sencilla ya que se puede utilizar el promedio de cotización de los últimos seis meses. Sin embargo, para las sociedades cerradas —la mayoría de las pymes en Chile— el valor se calcula generalmente basándose en el balance general, que a menudo no refleja el valor de mercado actual. Bustos menciona que, aunque un balance muestra el valor contable, no siempre informa sobre su valor comercial, lo que es crucial en un contexto de posibles adquisiciones o reestructuraciones empresariales.
En términos de participaciones en otras empresas, se sugiere utilizar el método de valorización patrimonial proporcional (VPP) como un enfoque efectivo, el cual ajusta el valor en función del crecimiento del patrimonio de las empresas participadas. Además, es vital revisar activos que puedan haber aumentado su plusvalía, como inmuebles o marcas registradas, pues estos pueden haber experimentado un incremento significativo en su valor debido al tiempo y cambios en el mercado, lo que refuerza la necesidad de una correcta valorización al momento de la venta.
Conscientes de las implicancias tributarias que implica cada operación, Bustos sostiene que la planificación tributaria es fundamental antes de realizar cualquier venta o reorganización. Cada venta tiene efectos fiscales diferentes y conocerlos es clave para evitar ajustes o multas. En particular, la situación tributaria varía de acuerdo a si los beneficiarios son personas naturales, empresas con distintas tasas impositivas o incluso no residentes, lo que puede acarrear el Impuesto Adicional. Bustos concluye instando a las pymes a informarse y buscar asesoría profesional para protegerse de contingencias con el SII, resaltando que un análisis tributario debe realizarse caso por caso, ya que no hay fórmulas universales.
















