En un reciente desarrollo en el conflicto yemení, aviones de guerra estadounidenses llevaron a cabo ataques aéreos en el aeropuerto internacional de Hodeida, en el oeste de Yemen, marcando un nuevo episodio en la creciente tensión de la zona. Según informes de Al Masirah, un canal de televisión vinculado a los hutíes, los bombardeos se realizaron en tres ocasiones, destruyendo infraestructuras clave y generando preocupación internacional sobre el impacto humanitario de estas acciones. Este ataque forma parte de una estrategia más amplia de los Estados Unidos para debilitar las capacidades militares del movimiento hutí, que ha incrementado sus operaciones en el Mar Rojo.
La reciente ofensiva se desencadenó después de que Abdul Malik al-Houthi, líder del movimiento hutí Ansarolá, denunciara la presencia de un nuevo portaaviones estadounidense frente a las costas de Yemen. En su declaración, al-Houthi afirmó que esto evidenciaba la incapacidad de la Armada estadounidense para gestionar la creciente amenaza de los rebeldes, quienes han intensificado sus ataques en apoyo a la resistencia palestina. Este contexto de tensión ha llevado a una escalada militar que podría alterar aún más la estabilidad en la región.
En el transcurso de los últimos meses, se ha registrado un aumento significativo de los ataques por parte de los hutíes, con más de 170 asaltos a buques de guerra estadounidenses y 150 a embarcaciones comerciales, según declaraciones del secretario de Estado Marco Rubio. Esta serie de acciones agresivas ha llevado a que el gobierno de Donald Trump opte por una postura más contundente contra el movimiento hutí, enfatizando la necesidad de contrarrestar lo que considera un ataque sistemático y deliberado contra intereses estadounidenses y aliados en la región.
Trump ha argumentado que la respuesta militar de Estados Unidos es vital para proteger no solo a su país, sino también a sus aliados, prometiendo lo que ha calificado como la «aniquilación total» de los hutíes. Esta retórica combativa ha sido reforzada por diversas operaciones militares lanzadas en el terreno, lo que ha llevado a un incremento de la violencia y la devastación en Yemen, un país ya gravemente afectado por la guerra y la crisis humanitaria.
La noticia del bombardeo en Hodeida se produce en un contexto de repuestas violentas por parte de los hutíes, quienes han realizado ataques hasta en el Aeropuerto Internacional Ben Gurión de Israel, declarando esta instalación como «insegura» mientras perduran las hostilidades en Gaza. Los medios locales han indicado que el objetivo de los recientes bombardeos en Yemen eran plataformas de misiles y drones, informando también de heridos entre las filas hutíes, incluyendo a su comandante de las Fuerzas de Defensa Naval. La situación en la región continúa siendo tensa, con un futuro incierto en el horizonte.