La transformación digital en Chile avanza a pasos agigantados, pero esta modernización ha generado una alarmante exclusión entre la población mayor. Mientras que el 94,3% de los hogares tiene acceso a internet y la mayoría de los trámites estatales se realizan en línea, solo un 42% de los mayores de 60 años utiliza activamente esta herramienta. Esto plantea un reto significativo, ya que el acceso a servicios y beneficios se está convirtiendo cada vez más en una cuestión de competencia digital, dejando a millones de adultos mayores en una situación de desventaja.
Según el último informe de la Subsecretaría de Telecomunicaciones (Subtel), el acceso generalizado a internet en el país contrasta drásticamente con las habilidades digitales de la población adulta mayor. Aunque un porcentaje mayoritariamente aceptable de los adultos mayores tiene acceso a internet, el uso activo es alarmantemente bajo, con solo un 21% que maneja ClaveÚnica, esencial para acceder a beneficios sociales. Esta falta de habilidades está limitando gravemente la capacidad de estos individuos para interactuar con el sistema más amplio, generando nuevas formas de exclusión en una era que debería ser inclusiva.
El impacto de esta brecha digital es más palpable en las zonas rurales, donde hasta el 90% de las personas mayores no ha utilizado herramientas digitales como ClaveÚnica. Este entorno ha llevado a una dependencia creciente de familiares o cuidadores para la realización de trámites cotidianos. Un claro ejemplo de esta dependencia se evidenció con la reciente intención del sector bancario de eliminar las tarjetas de coordenadas, un sistema que había brindado seguridad a muchas personas mayores. La resistencia y preocupación generada llevaron a las autoridades a postergar la implementación de nuevas plataformas tecnológicas por un año, evidenciando la urgencia de una solución inclusiva.
Instituciones como SITU CARE han comenzado a abordar estos desafíos, proponiendo un modelo integral que acompaña a las personas mayores en el uso de herramientas digitales. Según su CEO, Nicolás de la Carrera, no solo es fundamental activar ClaveÚnica, sino también enseñar a utilizar aplicaciones de salud y servicios bancarios en línea. La preocupación radica en que la digitalización, si no se maneja con atención y recursos, podría transformar oportunidades de inclusión en mayores barreras para la autonomía y el cuidado de los adultos mayores.
A pesar de los esfuerzos por cerrar esta brecha digital, el camino es aún largo. Iniciativas como los talleres de alfabetización digital impulsados por el Servicio Nacional del Adulto Mayor (SENAMA) y programas de empoderamiento como el de Conecta Mayor UC son pasos positivos, pero insuficientes. Con solo un 5% de los adultos mayores que han recibido capacitación digital formal, la pregunta que se plantea es cómo puede Chile garantizar una modernización que no excluya a aquellos que más necesitan apoyo. En definitiva, la lucha por una inclusión digital efectiva se convierte en un imperativo no solo social, sino moral, para construir un país realmente accesible y equitativo.
















