En una contundente declaración tras el anuncio de los resultados de las elecciones presidenciales, Luisa González, la abanderada del correísmo, rechazó lo que considera un fraude electoral y anunció su intención de solicitar un recuento de votos. Durante su pronunciamiento, González expresó su indignación al afirmar que el pueblo ecuatoriano no debería aceptar los resultados que avalan la victoria del presidente Daniel Noboa, quien obtuvo un 55,92% del total de votos. La candidata argumentó que once encuestas previas a la votación la posicionaban como ganadora, lo que, según ella, pone en duda la legitimidad de los resultados anunciados por el Consejo Nacional Electoral (CNE). La controversia se intensifica en un contexto electoral marcado por la polarización y el malestar social.
González no solo cuestionó los resultados, sino que fue más allá al calificar la situación actual de Ecuador como una «dictadura». En sus declaraciones, exclamó que el país está enfrentando el «fraude más grotesco de su historia» y aseguró que su movimiento, la Revolución Ciudadana, siempre ha reconocido su derrota cuando los números lo han indicado. Sin embargo, en esta ocasión, afirmó que no podía aceptar un resultado que contradice las proyecciones hechas por las encuestas y los sondeos a boca de urna, que la colocaban en una posición competitiva frente a Noboa.
Durante su intervención, González citó específicamente dos sondeos que fueron divulgados tras el cierre de los centros de votación, uno con una ligera ventaja a su favor y otro que se inclinaba por Noboa, lo que evidencia la incertidumbre en los resultados. A pesar de las discrepancias en los distintos estudios, la candidata insistió en su posición de que la victoria de Noboa no fue un reflejo auténtico de la voluntad popular. En un tono vehemente, hizo un llamado a la ciudadanía y a los medios de comunicación para que se mantuvieran alertas ante lo que considera un ataque a la democracia.
La situación electoral ha sido tensa, con más de 13,7 millones de ecuatorianos convocados para decidir el futuro del país. Los analistas coinciden en que la atmósfera previa a las elecciones estaba impregnada de desconfianza hacia las instituciones, lo que se ha visto reflejado en la retórica de González. Al afirmar que «me niego a que haya un pueblo que prefiera la mentira antes que la verdad», busca posicionar la narrativa de que su movimiento representa la defensa de los valores democráticos y la lucha por la transparencia electoral.
El pronunciamiento de Luisa González ha generado un amplio debate en la esfera política ecuatoriana. La respuesta de su movimiento respecto a la solicitud de un recuento de votos podría abrir un período de incertidumbre y posibles disturbios en el país. Mientras tanto, el gobierno de Noboa se prepara para asumir el desafío de gobernar en un contexto de creciente descontento. El desenlace de este conflicto electoral queda por verse y podría tener un impacto duradero en el panorama político de Ecuador, especialmente en un país que ha experimentado cambios profundos en la última década.