En Guerrero, la emergencia por incendios forestales ha alcanzado niveles alarmantes, consumiendo más de 13,500 hectáreas hasta la fecha. Según la Secretaría de Gestión Integral de Riesgos y Protección Civil del estado, se registran 13 incendios activos en zonas forestales, además de tres más en áreas urbanas colindantes. Roberto Arroyo Matus, titular de la dependencia, ha subrayado que más del 95% de estos siniestros son provocados por la quema irresponsable de desechos, una práctica común pero devastadora en el contexto de una crisis ambiental. La situación requiere no solo atención inmediata, sino también una fuerte concienciación sobre la prevención de incendios entre la ciudadanía.
A pesar de que el número de incendios ha disminuido en un 68% en comparación con 2024, el daño que han causado sigue siendo significativo. Los municipios más golpeados incluyen Eduardo Neri, Mochitlán y Acapulco, donde las llamas han arrasado vastas áreas de bosque. Una de las zonas más críticas es Huitzuco, donde los incendios han afectado principalmente las áreas de Tulimán y Zopilote Boludo, con un considerable daño sobre 590 hectáreas. Aunque las brigadas han logrado un control del 85% en estos focos, la lucha continúa por la liquidación total de las llamas.
La labor de los brigadistas es heroica, pero también peligrosa. En Atenango del Río, el incendio en Tequicuilco ya se ha controlado y liquidado en un 95%, dejando atrás 225 hectáreas de bosque destruido. Sin embargo, la tragedia también ha tocado a Guerrero, ya que el combate contra los incendios ha cobrado la vida de dos brigadistas en un estado vecino, Oaxaca, lo que resalta la seriedad de la situación y la valentía de quienes arriesgan sus vidas para controlar el fuego.
El titular de Protección Civil hace un llamado urgente a la corresponsabilidad ciudadana, resaltando que la quema de basura es un acto criminal en medio de la sequía y el cambio climático. Arroyo Matus ha enfatizado que la prevención debe iniciarse desde los hogares y comunidades, exhortando a la ciudadanía a adoptar prácticas responsables y sostenibles. La colaboración de todos es crucial para evitar que situaciones como esta se repitan, siendo vital que cada persona asuma su papel en la protección del medio ambiente.
En el marco de esta emergencia, brigadistas de diversas instituciones, incluyendo la Guardia Nacional y la Marina, trabajan incansablemente para sofocar las llamas. Se utilizan técnicas de combate como líneas cortafuego y enfriamiento con agua, además de vigilancia constante para prevenir reactivaciones del fuego. A pesar de estos esfuerzos, persiste un problema estructural de falta de educación ambiental y carencia de políticas públicas efectivas que prioricen la prevención de incendios forestales, lo que continúa amenazando a las comunidades rurales de Guerrero.