Tragedia en la Provincia de Cachapoal, Región de O’Higgins: un niño de tan solo dos años perdió la vida tras ahogarse en el río Malloa durante unas vacaciones familiares. Según fuentes oficiales, el pequeño, de nacionalidad boliviana, se encontraba disfrutando de un día de campo junto a sus padres cuando, en un momento de descuido, cayó al agua. Este lamentable incidente ha conmocionado a la comunidad local y ha reavivado la discusión sobre la seguridad en áreas recreativas.
El capitán de Carabineros, Jorge Burgos, brindó detalles sobre el suceso, indicando que, a pesar de los esfuerzos realizados, los restos del menor fueron recuperados ‘río abajo’ por miembros de su familia. Tras el rescate, el niño fue trasladado de urgencia al Hospital de Rengo, donde lamentablemente ingresó sin signos vitales. Este desenlace devastador ha dejado a la familia y a quienes presenciaron el hecho en un estado de profundo dolor y desesperación.
Autoridades locales han hecho un llamado urgente a los padres y cuidadores sobre la importancia de mantener una vigilancia constante en lugares cercanos al agua. El capitán Burgos enfatizó que este tipo de accidentes son prevenibles y que la responsabilidad recae en la supervisión de los menores. «Es fundamental que los padres estén atentos y que se implementen medidas de seguridad en actividades recreativas para evitar tragedias como esta», afirmó el uniformado.
El caso ha generado reacciones de solidaridad en la comunidad, donde muchos han expresado sus condolencias a la familia afectada. En las redes sociales, se han compartido mensajes de apoyo y recordatorios sobre la importancia de la seguridad infantil en espacios naturales. La tragedia del niño de dos años ha puesto en evidencia la necesidad de educar a las familias sobre los riesgos asociados a actividades recreativas cerca de cuerpos de agua.
Este incidente se suma a una serie de accidentes similares que han ocurrido en el país, lo que ha llevado a las autoridades a considerar la implementación de campañas de concientización sobre seguridad acuática. La muerte del pequeño se convierte en una triste lección para todos, recordándonos la fragilidad de la vida y la importancia de cuidar a los más vulnerables, especialmente en entornos que pueden ser peligrosos si no se toman las precauciones adecuadas.