La Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes (SICT) ha anunciado un ambicioso proyecto de pavimentación que abarca 114 caminos artesanales en diez estados de México, una medida que promete transformar significativamente las condiciones de vida en comunidades históricamente marginadas. Este esfuerzo tiene como objetivo primordial reducir la desigualdad social y mejorar la conectividad en regiones que han sido relegadas en el desarrollo nacional. Entre los estados beneficiarios se encuentran Oaxaca, Guerrero y Chiapas, áreas que presentan altos índices de pobreza y requieren urgentemente de una infraestructura adecuada.
Juan Carlos Fuentes Orrala, subsecretario de Infraestructura, enfatizó que este programa no solo se enfoca en el desarrollo de caminos, sino que también busca construir 437 kilómetros de carretera, lo que a su vez propiciará un impacto positivo en la calidad de vida de los habitantes. En su discurso, destacó que «estas obras son un paso hacia la justicia social y el acceso a servicios básicos como salud y educación», insinuando que la llegada de estas mejoras viales podría ser la puerta de entrada a recursos fundamentales para los pobladores.
El proyecto, que comenzó durante la administración anterior, se extenderá hasta 2025 con un presupuesto estimado de aproximadamente 3 mil millones de pesos, lo que permitirá la creación de más de 6,700 empleos directos en las regiones afectadas. Esta inversión no solo enfatiza el compromiso del gobierno federal con el desarrollo rural, sino que también garantiza que los recursos alcanzarán a las comunidades sin necesidad de intermediarios, facilitando la transparencia y la efectividad en la ejecución de las obras.
Al desglosar los beneficios geográficos del plan, se detalla que Oaxaca recibirá la mayor atención con 81 kilómetros de caminos proyectados, seguido de Guerrero con 158 kilómetros, y Chiapas con 28 kilómetros. Estos son solamente ejemplos de cómo la inversión en infraestructura vial puede abrir posibilidades económicas, transformando el paisaje de estas comunidades y conectando a los habitantes con mercados y servicios esenciales, al tiempo que se fomenta el turismo en las regiones ricas en cultura y naturaleza.
Con esta serie de acciones, la SICT no solo apunta a construir infraestructura, sino también a fortalecer la economía local al reducir el aislamiento que enfrentan las comunidades más vulnerables. Se espera que la mejora en la red vial impulse el crecimiento económico a largo plazo, al facilitar el comercio y atraer inversiones en sectores que van desde la agricultura hasta el turismo. Esta iniciativa representa un paso significativo hacia la inclusión social y el bienestar de miles de mexicanos que merecen tener acceso a mejores oportunidades.