Vivimos insertos en una sociedad interconectada. Si antes, para comunicarnos con otras personas era necesario caminar hasta la oficina de correos más cercana, o incluso hacer fila en el teléfono público *explotó mi carnet*, hoy basta con deslizar la punta de nuestros dedos por la pantalla del celular para saber de nuestros amigos, donde sea que estén. Sin lugar a dudas, esta hiperconectividad es una herramienta poderosa en manos de quien requiere comunicarse de forma remota, para realizar reuniones e incluso para estudiar online. Sin embargo, ─y como todo en esta vida─ se han desarrollado una serie de vicios que acompañan a la tecnología y, en forma especial, a las redes sociales.
Las redes sociales como arma de doble filo
Una de las principales ventajas que utilizan las empresas para sacar provecho de las redes sociales es la viralización de contenidos, que consiste en que los usuarios compartan ciertos contenidos, fotografías o videos con sus amigos o seguidores. Este esquema de transmisión de información es una herramienta útil en manos de quien la usa de forma responsable, sin embargo, así como un cuchillo en manos de un hábil cocinero es una herramienta útil, y en manos de un delincuente puede ser un arma mortal, esta función de las redes sociales muchas veces ha sido utilizada para menoscabar la imagen de algunas personas, para chantajear y para compartir contenidos que denigran a algún grupo racial o minoría. Justo en el momento en que se ha instalado en el debate nacional el tema de la inmigración en Chile, las redes sociales pueden jugar un papel clave para generar debate al respecto.
Otro aspecto que se ha instalado en el debate sobre las redes sociales y su impacto en la sociedad es la adicción que generan éstas en muchas personas, y por más increíble que parezca, independientemente del grupo etario al que pertenezca. Una de las mayores preocupaciones al respecto es el concepto del “solitario conectado”, donde las relaciones sociales mediante las herramientas y tecnologías de la información han empobrecido sustancialmente la interacción interpersonal.
Es común escuchar a adolescentes hablar con alarde sobre la cantidad de amigos que tienen en tal o cual red social y sin embargo, cabe preguntarse: ¿cuál es el real alcance de dicha amistad? ¿Qué clase de interacción alimenta dicha relación de amistad? Muchas veces nos encontramos con amigos que netamente se limitan a compartir gustos o contenidos totalmente superficiales, en detrimento de las relaciones basadas en valores como la amistad, el compañerismo y la aceptación de diferencias.
Adicción “social”
Lo cierto es que un patrón desequilibrado en el uso de este tipo de tecnologías afecta de forma negativa el desempeño de cualquier estudiante, profesional o trabajador. En Chile, son muchas las empresas que utilizan sistemas para bloquear el acceso a redes sociales a través de los terminales de trabajo (servidores proxy, por ejemplo), sin embargo, cada vez son más lo que acceden a ellas a través de sus teléfonos móviles, generando un foco constante de distracción, sobre todo cuando se habla de empleos donde la concentración es vital para el desarrollo de las actividades, o incluso, para mantener la seguridad de los trabajadores.
Un ejemplo de impacto sobre la productividad es el famoso Doodle que Google publicó en el buscador para conmemorar los 30 años del clásico juego “PacMan”. El costo en horas de trabajo fue enorme, ya que el tiempo de permanencia en la página de inicio aumentó de 11 a 48 segundos, lo que en total sumó 4.8 millones de horas laborales perdidas, o 120 millones de dólares en productividad. En vista de lo anterior, sea que trabajemos de forma dependiente o independiente, estudiemos, o desarrollemos otro tipo de actividad, es vital que se mantenga un control sobre el uso de las tecnologías de la información.
Dentro de los cuestionamientos habituales cuando hablamos de educación sobre el uso de redes sociales y tecnologías de la información, es la responsabilidad que juega la familia al respecto. Es importante que tanto el Estado, como entidades privadas fomenten la conversación y el debate sobre este asunto. La tecnología evoluciona constantemente, y todos debemos estar capacitados para afrontar los cambios de forma responsable, para que las nuevas herramientas que se estén desarrollando constituyan una ayuda fundamental para mejorar la calidad de vida familiar, social y cultural de nuestro país.