La discusión sobre la estatua del general Manuel Baquedano ha resurgido con fuerza en el ámbito del Consejo de Monumentos Nacionales (CMN), con el arquitecto Felipe Gallardo advirtiendo sobre los peligros de «resetear la historia». En una entrevista con Cooperativa, Gallardo enfatizó que la estatua, que ha estado en su ubicación actual desde 1928, no solo simboliza un periodo militar, sino que también ha acumulado significados a lo largo de casi un siglo. Esta obra, construida en bronce, ha sido testigo de importantes eventos políticos y sociales en Chile, lo que la convierte en un elemento del patrimonio que merece ser respetado y conservado.
La confusión en torno a la posible reubicación del monumento se debe a la reciente discusión conjunta entre el Ministerio de Obras Públicas y el Ejército sobre posibles nuevos emplazamientos. Gallardo aclaró que, aunque se ha hablado de restaurar la base del monumento, nunca se ha decidido cambiar su ubicación definitiva. «El Consejo nunca ha resuelto cambiar la ubicación de la estatua; lo que se está considerando es la restauración de su base para luego decidir su futuro», comentó, subrayando que se requiere un análisis más profundo antes de tomar decisiones que podrían afectar la historia y la memoria colectiva.
El arquitecto explicó que el CMN actúa como un organismo pasivo que responde a solicitudes específicas, sin ser el principal agente de toma de decisiones. «Nosotros dirimimos, pero no proponemos», afirmó, lo que resalta la necesidad de que las propuestas para cambiar el estatus de la estatua provengan de otros organismos. Esta dinámica podría ser crucial a medida que las discusiones sobre el patrimonio cultural en Chile se vuelven más intensas y complejas, especialmente en un contexto donde las emociones están a flor de piel debido a los recientes estallidos sociales.
La estatua de Baquedano ha sido objeto de vandalismo durante las protestas de 2019, lo que ha añadido una carga emocional y política a la discusión. Gallardo destacó que la conversación sobre el monumento no debería limitarse a su simbolismo negativo, sino que también debe considerar su valor estético, urbano y su relevancia histórica. «La estatua representa una serie de eventos que han marcado la vida política y social de Chile, y eso debe ser parte de la discusión sobre su futuro», argumentó, sugiriendo que el patrimonio debe ser entendido en su contexto más amplio.
Finalmente, Gallardo hizo un llamado a actuar con «altura de miras» y a no dejarse llevar por las emociones inmediatas. «Resetear la historia es perder memoria», advirtió, sugiriendo que la reubicación de monumentos históricos podría llevar a una crisis de identidad cultural. En su opinión, es crucial reconocer la riqueza del patrimonio acumulado a lo largo del tiempo y considerar que cada monumento tiene una historia que contar, una que va más allá de la narrativa actual y que incluye tanto momentos de alegría como de sufrimiento.