El próximo 7 de marzo de 2025, Steven Soderbergh regresará a la esfera cinematográfica española con su esperada película, Presence, un proyecto que confirma su interés por explorar nuevas narrativas y géneros en su ya vasta filmografía. Durante más de tres décadas, el director estadounidense ha sabido moverse ágilmente entre el cine independiente y el cine de gran industria, convirtiéndose en una figura clave de la evolución del cine contemporáneo. Con esta nueva entrega, Soderbergh se adentra en el mundo del terror —un terreno que no había abordado hasta ahora— utilizando una historia que, aunque se inscribe en el género, se atreve a profundizar en las relaciones humanas y las tensiones familiares. Así, Presence no solo promete brindar momentos de suspense, sino también una reflexión crítica sobre la condición humana y sus complicaciones afectivas.
La esencia de Presence va más allá de los típicos sustos y elementos sobrenaturales que suelen caracterizar a las películas de terror. A través de una narrativa centrada en una familia de clase media, Soderbergh logra plasmar las dinámicas de lo cotidiano en un contexto perturbador. La trama gira en torno a una presencia fantasmal que solo es percibida por la hija menor, lo que plantea un atractivo juego de percepciones y realidades. La historia se convierte en un escenario donde las tensiones familiares surgen de las diferencias de carácter entre los miembros, creando un caldo de cultivo perfecto para explorar no solo el horror metafórico del fantasma, sino también los estragos de relaciones disfuncionales. Así, la película integra su componente terrorífico con un análisis profundo y resonante de las emociones humanas.
Una de las innovaciones más destacadas de Presence es su original perspectiva narrativa. Soderbergh opta por contar la historia a través de la mirada del espectro, dotando a la cámara de un movimiento subjetivo que transforma al espectador en un observador silencioso. Esta elección estilística, reflejada en el uso de 33 planos secuencia, consigue establecer una conexión única con el público, haciéndolo partícipe de la experiencia del fantasma. Al seguir las acciones de la familia, la cámara revela las interacciones y tensiones sin interferir directamente, ampliando la sensación de aislamiento y angustia que permea la narrativa. La decisión de utilizar una cámara ligera y móvil acentúa esta fluidez, permitiendo que la atmósfera de la casa —protagonista en sí misma— se convierta en un claustrofóbico entorno que envuelve a los personajes.
La dirección de Soderbergh en Presence no se limita únicamente a la visión narrativa; sus elecciones estéticas también se inscriben en una ejecución técnica impecable. Comparado con directores como Kubrick o Nolan, Soderbergh mantiene una estética depurada y meticulosa, aunque su aproximación al terror puede resultar emocionalmente distante. La frialdad de algunos personajes contrasta con la calidez de los protagonistas, lo que potencia la dicotomía entre el terror sobrenatural y el horror emocional que vive la familia. Los recursos visuales, en combinación con la partitura musical de Zack Ryan, enfatizan el ambiente inquietante del film, permitiendo una inmersión que mantiene al espectador en vilo sin dejar a un lado la sensibilidad inherente a la narrativa familiar.
Finalmente, Presence se posiciona como un homenaje a diversas influencias cinematográficas, desde los clásicos del suspenso hasta el cine contemporáneo enfocado en lo sobrenatural. Con ecos de obras como La Soga de Hitchcock y A Ghost Story de Lowery, Soderbergh reconfigura un género muchas veces saturado con una narración introspectiva y fresca. A través de esta película, el director logra fusionar su sello distintivo con una exploración más íntima y emocional, alejándose momentáneamente de los convencionalismos del cine de terror actual. El resultado es una obra que, aunque apela a los patrones del género, propone una reflexión audaz sobre las corrientes subyacentes de la vida familiar, convirtiendo el espectro no solo en un elemento de horror, sino en un catalizador de descubrimiento personal y crecimiento.