En los últimos meses, según se puede apreciar en la web del Centro Sismológico Nacional, una seguidilla de sismos de mediana intensidad se han percibido en el territorio nacional. Diversos científicos han descrito que, los terremotos lentos o grupos de temblores, pueden significar que un sismo mayor se podrá percibir. Detectar la fecha exacta de su ocurrencia es imposible.
El mayor deseo de los sismólogos es poder predecir la ocurrencia de los terremotos. Hasta el momento eso es imposible, pero debido a las investigaciones que se han realizado durante el último tiempo, cada vez estamos más cerca de esa posibilidad.
Una de esas investigaciones es la relacionada con los terremotos lentos, los cuales son descritos por la ciencia como grupos de pequeños sismos que ocurren en torno a una falla geológica durante un tiempo indeterminado. En Chile, por ejemplo, a lo largo del país hay 11 fallas.
Una reciente investigación liderada por un grupo de sismólogos del Instituto de Geofísica de la Universidad Nacional Autónoma de México, ha descrito la relación entre los sismos pequeños y los cuatro últimos terremotos en el país azteca.
¿Cómo se define un terremoto lento?
A esta altura, en Chile todos saben lo que es un terremoto, pero un terremoto lento es algo completamente distinto. Según determina la investigación mexicana, se trata de diferentes sismos lentos que transcurren a diario y que por su baja magnitud, pueden ser imperceptibles para las personas.
Según establecen los científicos, estudiar estos sismos ocurridos en periodos de semanas o meses, los cuales liberan energía lentamente, es importantísimo para avanzar en métodos que permitan predecir cuándo un terremoto normal se acerca.
¿Qué ocurre bajo el suelo?
La manera clásica para entender la ocurrencia de un terremoto, es que suceden a raíz del choque entre placas tectónicas subterráneas. No obstante, existen otras formas descritas por la ciencia. Una de ellas son los terremotos lentos.
En este caso, la energía no se libera bruscamente como en un terremoto normal, sino que se va liberando lentamente con la ocurrencia de varios sismos de baja magnitud. Estos temblores, al no ser perceptibles por los humanos, no representan un peligro a pesar de que incluso se han registrado terremotos lentos de 7° en la escala de Richter.
Por ejemplo, para entenderlo de mejor forma, si la superficie se compara con una mesa puesta para comer, al quitar rápidamente el mantel los vasos, platos y cubiertos saldrían volando. En un terremoto lento, si se quita el mantel muy lentamente los estragos no se notan.
La evidencia científica
A raíz de los terremotos lentos, los científicos han encontrado una relación clara entre ellos y los terremotos normales. Ejemplos hay varios, como el de Chile en 2014 (8,2), el de Japón en 2011 (9,1) o el de Nueva Zelanda en 2016 (7,8).
La evidencia que han logrado reunir los científicos permite establecer que antes de estos grandes movimientos han ocurrido terremotos lentos. Tal es el caso del último gran sismo ocurrido en Pinotepa, México, en 2018, en donde los científicos del estudio citado descubrieron que el desplazamiento de tierra subterránea provocada por terremotos lentos dio paso a la ocurrencia de un terremoto normal.
No se puede aplicar a todos los países
En México, se ha descubierto cierta periodicidad en cuanto a los terremotos lentos. Por ejemplo, cada 3,5 años ocurre uno en el estado de Guerrero y cada 1,5 ocurre otro en el estado de Oaxaca. No obstante, los investigadores han sido claros con que este estudio no necesariamente se puede aplicar a otras regiones del mundo.
Esto se debe a que, los terremotos lentos pueden no ser la única condición para que ocurre un sismo mayor. Se ha visto que puede ser una de las causantes, pero aún faltan estudios.
El aporte científico de este tipo de investigaciones
Si bien es cierto, aún no se ha podido llegar a predecir terremotos con exactitud, investigaciones como las de la Universidad Nacional Autónoma de México pueden ayudar a la comunidad científica a entender con mayor detalle cómo funciona el suelo terrestre.
No obstante, según indican los investigadores de este estudio, para poder avanzar aún más es necesario que se haga una inversión mayor en cuanto a equipos de medición geológica. En Latinoamérica no existen los equipos suficientes, por ejemplo, para realizar estudios tan acabados como el mexicano.