Es posible confirmar esta declaración gracias a la última Encuesta Nacional de Salud del año 2016 – 2017 en la cual se descubrió que 19 de cada 100 chilenos con depresión diagnosticada reciben los tratamientos pertinentes. Considerando que las patologías mentales son la principal causa de suicidio, estos datos son sumamente relevantes para el país especialmente porque Chile ya representas altas tatas de suicidios.
Ahora bien, para remediar estas cifras y hacerse cargo de esta situación recurrente, el Plan Nacional de Salud Mental 2017 – 2015 planea triplicar el presupuesto para esta categoría, alcanzando a tener un poco más del 6% del presupuesto total de salud del país, así mismo lo confirmó Mauricio Gómez, el jefe del Departamento de Salud Mental de la División de Prevención y Control de Enfermedades (Diprece) del Ministerio de Salud (Minsal).
Sin embargo, en la actualidad los fondos destinados a la salud mental representan un poco más del 2 % del presupuesto total de salud, aunque hace al menos 18 años se planteó alcanzar un 5 % plan que nunca pudo lograrse.
Incluso, un informe publicado en el 2014 por el Ministerio de Salud indicó que un usuario de la red pública debe esperar al menos 43,7 días aproximadamente para recibir atención de un psiquiatra o profesional especializado en el área, mientras que para la red privada el promedio de espera es de 14,4 días.
En este sentido, el doctor Álvaro Jeria, jefe de una de las unidades de hospitalización de estadía corta del Hospital Sortero del Río, aseguró que el problema de acceso a tratamiento queda en evidencia en el sistema público con las largas listas de espera para atención y hospitalización.
“Al largo tiempo de espera habría que sumarle igual una enorme brecha en la cantidad de camas disponibles para hospitalización psiquiátrica en hospitales generales. Tenemos unas 60 camas entre el Sótero del Río y el Hospital de la Florida y así nos vemos enfrentados a ofrecer atención a dos millones de personas lo que significa que tenemos sólo cerca de un tercio de las camas que deberíamos tener” agregó Jeria.
Por otro lado, el psiquiatra y académico de la Universidad de Chile, Paul Vöhriner, asegura que la falta de acceso a la atención médica y a los tratamientos es responsabilidad de los recursos que el Estado está otorgando a la salud mental y la baja cobertura que ofrecen las instituciones de salud provisional.
Los hospitales operan con un presupuesto muy bajo por lo que no otorgan el servicio adecuado para resolver los problemas de salud mental que padecen gran parte de los habitantes chilenos y que estas patologías son la primera causa de pérdida de productividad en el país lo que es un despropósito, así lo dejó ver Vöhringer en su estudio llamado “Financiamiento de la salud mental en Chile: una deuda pendiente” que fue publicado en el año 2015
Parte de lo que planteó esta investigación es que las instituciones de salud provisional cubren una mínima porción de las consultas anuales con especialistas de salud mental lo cual no alcanza en lo absoluto para cubrir un tratamiento de este tipo y consecutivamente no llega a generar resultados positivos en los pacientes al no seguir el proceso de la forma recomendada.
En este sentido, desde la Sociedad Chilena de Salud Mental sugieren replantear también las coberturas de las garantías explícitas en salud, las cuales cubren el tratamiento de cuatro patologías mentales relacionadas al suicidio.